“Yo me iba con mi papá para el mercado de Las Pulgas en la 7ma en Bogotá a buscar cosas para comprar y entre esas compras se colaban comics”, cuenta Andrés, quien prefiere que lo llamen Deen. “Aparecía mucho Superman o Batman en esas compras y siempre me llamó la atención”.

Entender esto, en épocas actuales es un poco curioso. Hoy donde todo se enmarca en smartphones, tablets, computadores o pantallas enormes, no “cabría” una visita de un niño con su padre a buscar comics en el centro de una ciudad.

Pues, en 1997 era la tradición para él y para muchas personas más, que veían en esas salidas una experiencia única llena de posibilidades de encontrarse con tesoros inexplorados. “El barrio donde crecí era duro, muy pesado, hostil por el tema de la drogadicción, la delincuencia, pero gracias al arte he podido tener la cabeza centrada”.

Hoy Deen puede decir que vive del arte, del grafiti. Tiene una fascinación por reconvertir lugares. “Muchos sitios de la ciudad que eran botaderos de basura, quemaderos de llantas o parques desolados, gracias al arte se convierten, se transforman en sitios que reviven para la comunidad”.

Ser parte de @PigmentosUrbanos es eso, reconvertir lugares destinados para un propósito comercial en su concepción, pero que con proyectos como este cobran vida, una nueva vida.